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La mala alimentación de las élites romanas que pudo causar la autodestrucción de un gran imperio

¿Pudo ser la contaminación por plomo y la escasa ingesta de alimentos vivos por parte de la élite dominante, lo que propició la destrucción del imperio?

● Los romanos que tomaban las decisiones políticas y sociales, y ostentaban un poder absoluto, estaban afectados mentalmente por el consumo de alimentos con alto contenido en plomo.

● Por otra parte la alimentación sofisticada de las clases dominantes primaba el consumo de alimentos cocinados y prescindía del empleo de fermentados sin cocinar.

● Las clases medias, más trabajadoras, guerreras y eficientes, los que de verdad forjaron el imperio, sí consumían alimentos fermentados en estado natural. Pero, aunque dispusieran de mejor salud mental, estaban totalmente en manos de los dirigentes mentalmente afectados.

● Las luchas internas de la clase dirigente mal alimentada, permitió el hundimiento del mayor imperio que había existido.

La historia de Roma es la de una ciudad-estado que ocupó todo el mundo mediterráneo formando el imperio más grande de la antigüedad.

Creó una sólida cultura y la extendió a todos sus dominios.

Pero terminó destruido por las luchas intestinas a las que fueron sometidas las clases dirigentes.

Sabemos que llegaron a unos niveles imponentes con su tecnología de construcción, fundación de ciudades, canalizaciones, tácticas militares… todo lo que debería haber hecho perdurable aquella civilización que ha influido tan profundamente en la historia de la humanidad.

Parece claro, que los integrantes de la clase media que dominaban aquellas tecnologías y los mandos que establecían las estrategias militares, estaban en una privilegiada situación mental. Pero sólo ellos ya que…

En cambio, las clases dirigentes cuando llegaron a un estatus de riqueza importante, presentaban unos comportamientos tan perniciosos que consiguieron destruir desde dentro aquel imperio.

Eso a pesar de que el número de senadores no superaba los trescientos. En cuanto a los patricios, si les agregamos sus familias, el total no pudo superar las doce mil personas.

Su número por tanto estaba por debajo del 1% de la población total.

Pero ese escaso número de romanos, era el que decidía el destino de todos sus habitantes.

Repasando los hechos históricos que conocemos, podemos percibir que había una evidente diferencia entre el estado mental de las clases sociales en la población de Roma.

Desde los puestos políticos en la urbe, se dedicaban a entorpecer las campañas militares tendentes a ampliar el dominio de Roma o asegurar las fronteras del imperio.

¿Qué hizo caer tal imperio?

Ha existido la teoría de que la caída del Imperio Romano fue causada por exposición de los habitantes de Roma a la toxicidad del plomo. Ya que las tuberías de conducción de agua, se construían frecuentemente con ese metal.

Por ello se hicieron sendos estudios tratando de demostrar esa relación.

No obstante, cuando se han realizado análisis de plomo en los huesos de restos humanos de entonces, no han encontrado un nivel de concentración tan alto, que haya podido dar lugar a problemas de toxicidad debidos a este metal, a la población en general.

Y es que, con el tiempo, las conducciones se cubrían de depósitos calcáreos que disminuían el contacto del plomo con el agua. Por otra parte, en raras ocasiones era agua estancada, ya que el plomo se empleaba principalmente para conducciones y no para depósitos. Era por tanto poco probable que el agua absorbiera cantidades peligrosas de este metal pesado.

Sin embargo, es probable que una parte importante y decisiva de las elites de Roma sí pudo estar afectada de forma significativa por la contaminación de este metal.

Precisamente la clase de la que dependía el destino del imperio.

 

Tenemos suficientes datos históricos sobre la alimentación de las diferentes clases de la población romana que pueden darnos una pista de lo ocurrido.

Sabemos que los alimentos que recibían, eran muy diferentes dependiendo de la clase social a la que pertenecían los habitantes de Roma.

En el principio de la historia de Roma, también las clases dirigentes, hacían gala de una cierta austeridad y sencillez. Por entonces Incluso era el mismo anfitrión el que se encargaba de preparar la comida de los invitados. Posiblemente, no serían platos demasiado elaborados y se ofrecerían los alimentos fermentados en su mayoría sin preparación culinaria que desactivara los organismos probióticos.

Se basaban en la frugalidad de los alimentos baratos y de temporada, productos básicos de la comida romana, todavía hoy pilares de la cocina mediterránea en la que abundaban los alimentos vivos y cargados de microorganismos fermentativos (quesos, leche fermentada, vino y vinagres, pescado salado o ahumado -para su conservación-, salsas de pescado, carne adobada para favorecer su conservación- y derivados del cerdo).

Pero en la época imperial, las clases dirigentes se refinaron hasta extremos grotescos. Contaban con cocineros profesionales que preparaban menús llenos de exotismo, casi siempre con alimentos cocinados al calor y por tanto,  pocos alimentos llegaban con elementos fermentativos vivos a las mesas de aquellos comensales que se consideraban tan privilegiados.

Por tanto eran los componentes de la elite romana los que  estaban verdaderamente expuestos a las consecuencias de la ingesta de plomo.

Aunque también se usaba en cosmética y medicina, se cree que la mayor parte del plomo que tomaban, venía añadido al vino y los alimentos endulzados.

“En ausencia de azúcares de caña y remolacha, los primeros romanos utilizaban “azúcar de plomo” (acetato de plomo) para endulzar postres, frutas y vinos ácidos.

Las personas con mayor riesgo habrían sido aquellas que consumían más vino, la aristocracia, aunque parecían inconscientes del daño neurológico y reproductivo que sufrían ellos y sus hijos.

(Plomo y los romanos Aravind Reddy y Charles L. Braun Revista de Educación Química 2010 87 (10), 1052-1055)

Preparaban un  líquido para endulzar,  que llamaban sapa.

Para ello, hervía el zumo de uva hasta conseguir una reducción del 50% del volumen inicial. Eso se hacía en recipientes de plomo que reaccionaba con un compuesto del zumo de uva, la acetona. Como consecuencia, se formaba acetato de plomo que quedaba disuelto en la sapa. Altamente contaminante

El consumo de sapa era muy diferente dependiendo de la clase social sólo los más ricos y poderosos, se podían permitir importantes cantidades de este preparado en el vino y sin diluir.

En un estudio de 1983, se aseguró  que los aristócratas romanos bebían 2 litros de vino al día muy endulzado con sapa. Si echamos cuentas, podemos deducir que podrían consumir hasta 250 microgramos de plomo cada día. Una exposición muy superior a la que accedía, la clase media y baja o los esclavos.

Existe un estudio que se hizo en 2010, midiendo la cantidad de plomo en los huesos de varias tumbas de la antigua Roma, y de legionarios muy alejadas de la capital. Se vio que eran entre el 41 y el 47% inferiores a los de la población europea actual.

Pero sería interesante poder hacer estas mediciones en los restos de famosos dirigentes, que se señalaron por su inestabilidad mental. En especial, de aquellos gobernantes de los que se conocen hechos rayando la locura (Nerón, Calígula…)

Y si repasamos los síntomas que dejan ver problemas neurológicos como consecuencia de la ingestión de plomo, parece evidente que los comportamientos de gran parte de los dirigentes, no están demasiado lejos de ser identificados como tales.

Como síntomas de Concentraciones altas de este metal destacan, insomnio, depresión, dolores de cabeza, cambios de humor, irritabilidad, excitación, dificultad para concentrarse y sensación de estar fuera de control.

Algunos emperadores, como Tiberio, Calígula, Nerón, Domiciano, Adriano o Cómodo sostuvieron relaciones muy difíciles con el Senado y promovieron la persecución de muchos de sus miembros.

Es muy probable que la intoxicación por plomo, afectara a la coherencia de sus decisiones políticas.

Y dado el poder que ostentaban esas clases políticas dirigentes, no es de extrañar que su situación mental deteriorada terminara por debilitar el imperio desde dentro, permitiendo así la destrucción a que lo sometieron sus numerosos enemigos.

Veamos las atribuciones concedidas a las clases dirigentes.-

  • El emperador:

Era considerado como un dios viviente. Disponía de poderes militares y políticos absolutos. Decidía sobre el destino de la ciudad y del imperio.

Exigía suicidios a generales. Emitía moneda. Tenía a su cargo las minas de todo el imperio. Recibía parte de los impuestos de todo el imperio.

Un poder inmenso. La mayoría murió de forma violenta.

  • Los patricios y senadores:

Pertenecían a familias con linajes antiguos. Influían sobre las decisiones políticas y militares. Dictaban las leyes. Ordenaban campañas militares.

 Se encargaban de ratificar las leyes votadas por los comicios, aconsejar a los magistrados, dirigir la política exterior, las finanzas y la religión.

Personajes de entonces, ya debieron detectar los problemas en la salud mental inherentes al consumo de aquel vino sin saber que era debido a la contaminaban por plomo. Entre ellos la tendencia a la locura.

Así Tito Lucrecio Caro (55 A/C)  advertía de que el vino podía ocasionar furia en el alma y llevar a peleas.

El cordobés Séneca el viejo (53 A/C), creía que beber vino hacía más grandes los defectos psicológicos del bebedor.

Como vemos, la clase dirigente estaba muy contaminada por la especial ingestión de plomo. Pero las clases medias bajas en cierto modo, parece ser que también recibían parte de esa contaminación. Sin embargo, como hemos visto, no se han encontrado evidencias en los análisis de huesos de la época. Por tanto, habría que preguntarse.. ¿Qué fue lo que protegió al pueblo romano para que la exposición al plomo no provocara una fijación en sus estructuras óseas?

 Fue algo que evitó graves problemas de toxicidad general.

Quizás la respuesta esté en la propiedad que tienen los microorganismos de nuestra microbiota, de evitar que los metales pesados sean absorbidos por el tracto intestinal.

 “Se ha demostrado que los probióticos reducen la absorción de Metales Pesados en el tracto intestinal, mejorando, la desintoxicación, cambiando la expresión de proteínas transportadoras de metales y manteniendo la función de barrera intestinal.» (Dra. Mar Alonso Moreno- Naturópata. Especialista en análisis genéticos y de microbioma aplicados a la salud.)

En Resumen:      

Otro efecto más, de la falta de una microbiota sana y eficiente.

El consumo más frecuente de alimentos vivos, les pudo haber ayudado a paliar los efectos de la ingestión de plomo y mantener una cierta claridad mental.

 

Por: José Antonio Barroso.

José Antonio Barroso, fundador del Grupo Microal-Tecoal, nos ofrece una descripción precisa sobre la perfecta simbiosis ancestral entre el ser humano y los probióticos, de la que nos hemos beneficiado inmensamente de forma mutua y gracias a la cual somos lo que hoy somos, como especie y como civilización.