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A medida que envejecemos, nuestra microbiota tiene más dificultades para ayudarnos, pero hay buenas noticias

Se sabe ya que con la edad aparece un debilitamiento en las “funciones cognitivas”; ¿Y sabéis qué son

estas funciones? Pues nada menos que todo aquello que nos hace ser y estar conscientes de quienes somos. Es lo que nos permite recibir, procesar y elaborar la información de lo que nos rodea.

Con las funciones cognitivas podemos, por ejemplo, orientarnos en el espacio, hablar, leer, escribir, escuchar música… Gracias a ellas somos capaces de realizar diferentes tareas en nuestra vida. Sin ellas resulta imposible interactuar con la realidad, como ocurre por ejemplo en el caso del Alzheimer.

Y ya se tienen evidencias de que en las personas de edad avanzada se hace más difícil la conexión entre la microbiota intestinal y el cerebro. De esta forma, se produce la aparición de problemas neuronales como alteraciones en la memoria e incluso el Alzheimer.

Pero hay una buena noticia, también se vienen encontrando estrategias para revertir esa degeneración

Se trata de actuar sobre la flora intestinal de tal forma que se pueden restaurar las funciones que propician un aumento de la salud mental en las personas de avanzada edad.

Se han publicado ya numerosos estudios que evidencian  la relación existente entre el  declive de los microorganismos que habitan nuestro intestino y las enfermedades causantes de la degeneración neurológica.

Una pérdida persistente de equilibrio de la flora intestinal (disbiosis), puede llegar a ocasionar complicaciones sobre la salud mental.

Podemos reconocer una serie de problemas asociados a la vejez, que ahora sabemos que guardan relación con una microbiota degenerada cómo preocupaciones obsesivas, ansiedad, tristeza, apatía, insomnio, pérdida de memoria…

Y es que, en el intestino, es la microbiota la que se encarga de generar, en gran parte, una serie de hormonas y neurotransmisores que son los que pueden evitar muchas de estas dolencias:

Serotonina.-  La carencia de esta hormona da lugar a  las preocupaciones obsesivas tan comunes entre los ancianos, que ocasionan ansiedad. También les puede facilitar una actitud negativa y sentimiento de tristeza e incluso la depresión.

La dopamina.- El déficit de dopamina  hace fácil la falta de motivación, el sentimiento de  apatía, con la consiguiente falta de interés por nuevas  ideas o proyectos. También se puede presentar estreñimiento.

El GABA.- Se le conoce cómo “el neurotransmisor de la calma y la relajación”.Es responsable del 40% de la conexión entre las neuronas (sinapsis).

Por tanto, cuando no está presente, resulta difícil relajarse, dormir bien, y puede sentirse opresión o falta de aire e incluso taquicardias. También regula la tensión arterial y la sensibilidad al dolor, es más intensa cuando hay poca presencia de GABA.

La falta de los elementos mencionados, ocasiona dolencias que aparecen en general  a partir de ciertas edades en mayor o menor medida, dependiendo de cada individuo, pero regularmente asociadas a edades avanzadas.

También, ya se conoce que para su producción será determinante la presencia de una microbiota sana y equilibrada.

Cabría pensar, por tanto, que la ingesta de alimentos con probióticos activos para conseguir una flora intestinal sana y eficiente, nos permitirá disponer de las hormonas y neurotransmisores tan necesarios para una situación mentalmente saludable.

Será igualmente importante incluir en nuestra dieta la presencia de  alimentos prebióticos que les sirvan de nutrientes y permitan su implantación y permanencia en nuestro intestino.

Alimentos que nos ayudan con nuestra flora intestinal

Aunque ya son sobradamente conocidos, dejamos una resumida relación de alimentos con probióticos:

En esta época debemos dar el primer lugar a las aceitunas aliñadas de temporada, sin tratar por calor ya que de otra forma, se pierde la ventaja de repoblar nuestra microbiota con microorganismos activos.

Contiene una alta y variada cantidad de probióticos.

Aporta prebiótico, que es la fibra que terminará en el colon a medio digerir y por tanto servirá de nutriente para la flora intestinal.

Incluye vitaminas B como resultado de la acción fermentativa.

Los lácteos fermentados como yogur, kéfir, quesos, todos menos el queso fresco y el queso fundido, embutidos crudos curados, salazones de pescado Kombucha y chucrut, algunos vinos y vinagres…

Con el consumo de probióticos se puede revertir la degeneración neuronal que se produce con la edad.

 

Por: José Antonio Barroso.

 

José Antonio Barroso, fundador del Grupo Microal-Tecoal, nos ofrece una descripción precisa sobre la perfecta simbiosis ancestral entre el ser humano y los probióticos, de la que nos hemos beneficiado inmensamente de forma mutua y gracias a la cual somos lo que hoy somos, como especie y como civilización.