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Algunas de las Causas que disminuyen la diversidad de la microbiota y que no existían en las épocas preindustriales

Algunas de las Causas que disminuyen la diversidad de la microbiota y que no existían en las épocas preindustriales

“Si queremos determinar qué constituye un microbioma saludable para la gente actual, deberíamos empezar por examinar el de nuestros antecesores que vivieron antes de los antibióticos, la comida rápida y otras tretas de la industrialización.” Doctor Piers Mitchell, titulado en antropología e historia médica. Universidad de Cambridge.

La importancia tanto de la cantidad como de la diversidad.

Ya parece poco discutible, que necesitamos disponer de un microbioma que cuente con un número suficiente de microorganismos activos y que sea lo más diverso posible.
Por desgracia, parece también evidente que ha venido degenerando y que la flora intestinal de los habitantes en las sociedades `preindustriales, era mucho más variada que la nuestra.
Estamos lejos de la forma de vida que hemos llevado desde hace generaciones y que nos permitió una microbiota activa y variada.
Se han obtenido evidencias, al analizar el ADN de microorganismos probióticos presentes en letrinas de la Edad Media.
También en comunidades de cazadores recolectores que subsisten hoy día lejos de la influencia de la civilización actual, se ha detectado un microbioma notablemente distinto en comparación con el de los pobladores de las actuales sociedades industriales.
Estamos muy concienciados con evitar la pérdida de especies animales.
Pero no entendemos la importancia de impedir que sigamos disminuyendo la diversidad de nuestra microbiota.
Tal vez en este caso, también habría que ir pensando en recuperar las que se han extinguido.

1ª Tomamos menos alimentos con fibra. Las harinas refinadas…

El consumo generalizado de harinas refinadas comenzó a aumentar significativamente a raíz de la Revolución Industrial, que tuvo lugar en el siglo XIX. Con la llegada de nuevas tecnologías y procesos industriales, la producción y refinamiento de harina experimentaron avances que permitieron una mayor disponibilidad de harina refinada en comparación con las variedades no refinadas. Este cambio en la disponibilidad y accesibilidad de harinas refinadas contribuyó al aumento del consumo generalizado de este tipo de productos en la dieta humana.

La reducción en la ingesta de fibra debido al consumo  de las harinas refinadas afecta negativamente la diversidad y el equilibrio de la microbiota intestinal ya que  pierden una parte significativa de su contenido de fibra, vitaminas y minerales.

2ª Se seleccionan microorganismos fermentativos específicos para que actúen en exclusiva en productos comerciales.  (Yogures, quesos, embutidos curados…)

Así se consiguen disponer de cepas que dan como resultado las características organolépticas más aceptadas por los consumidores.

Las leches que se emplean en la producción  de queso, yogur, etc., en general se pasterizan previamente para evitar la presencia de agentes fermentativos distintos a los deseados. Luego se inocula una siembra de gérmenes que han sido previamente seleccionados.Esto tiene como consecuencia una indudable pérdida en la diversidad de microorganismos fermentativos.

Por el contrario, los alimentos que se fermentan de forma espontánea, a nivel doméstico y con una selección aleatoria, como es el caso de la kombucha, la cantidad de cepas de microorganismos que intervienen es muy amplia.

Y es que la producción de fermentados tradicionales supone una gran diversidad de agentes fermentativos.

También, en la producción de quesos con leche cruda, intervienen una serie de microorganismos, que de forma natural se encuentran en la leche de origen.

Ocurría lo mismo en la leche que ancestralmente se consumía tras una acidificación  espontánea.

Todo esto hace que el final del proceso quede en el alimento una gran variedad de agentes fermentativos.

Por el contrario, antes de la domesticación de los microorganismos fermentativos…

Dado que no se disponía de estárters microbianos seleccionados,  en general las fermentaciones se producían de forma espontánea y con una escasa intervención humana.

– Para yogur o leches acidas, se partía de leche cruda que ya contenía sus propios fermentos y se mantenían sin refrigerar y en recipientes porosos. Se iban fermentando de forma espontánea interviniendo en ello diferentes microorganismos que irían variando de una vez a otra.

– Los quesos de entonces, se hacían siempre con leche cruda.

– Las masas de pan, se fermentaban sin contar con levaduras seleccionadas y por tanto serían los microorganismos que prevalecieran en cada producción los que realizarían la fermentación.

– Las cervezas, igualmente disponían  de una carga muy variada de probióticos, diferente en cada producción.

3ª Menos contacto físico y menos intercambio.

Vive con nosotros desde nuestro nacimiento una microbiota oral.

En ella influyen nuestros hábitos de vida en cuanto a  cantidad y tipos de bacterias. Pero lo que más interviene en su variedad, es la relación que mantengamos con los individuos que conviven con nosotros.

Indudablemente, la convivencia en las sociedades antiguas era mucho más estrecha.

– Era normal comer todos del mismo recipiente y compartíamos la vajilla que era porosa y no se lavaba con la eficacia de ahora.

– Las madres masticaban los alimentos para los bebes tras el destete.

– No existía como ahora, el uso de tantos productos detergentes y una limpieza continúa de superficies y aseo personalque nos convierte en una sociedad de asépticos.

4ª  No respetamos los ritmos circadianos.

Nuestros patrones de alimentación y de sueño también están vinculados a las bacterias intestinales y la salud. Por ejemplo, el número de bacterias que se alimentan de fibra crece por las noches, cuando los restos de comida alcanzan el colon.

En épocas preindustriales, los ciclos eran más rutinarios.

Pero en últimas épocas se han producido cambios en los hábitos de descanso debido a factores como el desarrollo tecnológico, los cambios en los estilos de vida y las condiciones laborales.

Hoy día, el hecho de contar con fuentes de iluminación, hace que en algunos casos la actividad  nocturna se superpone con la del día. Nuestro organismo y en particular la microbiota, ha tenido que adaptarse a esa forma de vida ancestralmente inexistente.

Vivimos  menos que nuestros antepasados durante las horas de luz natural. Hemos aumentado considerablemente el número de horas frente a las pantallas. Tenemos una vida social  que altera de forma importante nuestros ritmos naturales.

Y esas  alteraciones del ritmo circadiano no solo nos aquejan a nosotros, también nuestras bacterias intestinales, las sufren  ya  que tienen sus propios biorritmos sincronizados con los nuestros.

5ª El abono orgánico, versus abonos químicos.

“Los probióticos en las plantas mejorarán la salud del planeta y la salud humana”

Alexandra Díez. Investigadora de la Universidad Católica de Ávila (UCAV), Las plantas también necesitan probióticos que antes le dábamos con los abonos procedentes de excrementos (estiércol). Los abonos químicos carecen ciertos elementos necesarios para un desarrollo natural de las plantas, y el  nitrógeno destruye los microorganismos probióticos que también les son beneficiosos.

Por otra parte, cuando se utilizaban solo  los abonos orgánicos cargados de microorganismos, estos terminaban por impregnar el microbioma del entorno de los humanos agricultores de entonces.

6ª El azúcar no existía y tardó mucho en estar al alcance de todos.

Elconsumo de sacarosa puede provocar desequilibrios en la composición de las bacterias intestinales. Es importante mantener un equilibrio en el consumo de azúcares para preservar la salud de nuestra microbiota intestinal.

Aunque el azúcar se conocía desde mucho antes, incluso al final de la edad media, era considerado como una especia muy fina y poco extendida ya que era muy cara.

Fue  a partir del año 1500 aproximadamente, cuando al acceder a la caña de azúcar en el Nuevo Mundo y el descubrimiento de las tecnologías necesarias para su extracción industrial, los hicieron granel y mucho más barato.

7ª Ni consumíamos frutas eran tan dulces, ni plantas con tantos hidratos.

El cultivo de los humanos de las frutas y verduras mediante la selección ha ocasionado una evolución artificial.

Esto ha permitido muchísimos cambios desde su origen silvestre hasta llegar a ser como las conocemos hoy en día, a frutas más dulces, fáciles de comer y atractivas a la vista.

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8ª Nos rodean sustancias químicas que antes no existían.

Ya hay  investigaciones que informan sobre ciertos aditivos alimentarios y residuos de pesticidas como sustancias que tienen un impacto negativo en la diversidad y el equilibrio de la microbiota intestinal.

El uso generalizado de estos compuestos en la producción de alimentos, agricultura y medicina ha generado preocupaciones sobre su impacto en la salud de la microbiota intestinal y, por ende, en la salud general de las personas.

9ª El excesivo uso actual de ciertos medicamentos.

 Algunos fármacos, como los antibióticos, al eliminar las bacterias tanto patógenas como beneficiosas, pueden alterar temporalmente el equilibrio de la microbiota.

Por tanto tienen un impacto significativo en la composición y diversidad de las bacterias intestinales.

Además de los antibióticos, otros medicamentos como los antiinflamatorios no esteroides (AINE), los inhibidores de la bomba de protones (IBP) utilizados para tratar la acidez estomacal, y ciertos medicamentos psicotrópicos también han demostrado influir en la microbiota intestinal.

10ª estamos expuestos a más situaciones de estrés mental.

No cabe duda de que  las sociedades industriales actuales han traído consigo cambios en el estilo de vida y nuevas fuentes de estrés,

Existen nuevos desafíos relacionados con la tecnología, la competencia laboral y el ritmo de vida acelerado.

Una situación de estrés prolongado, puede desencadenar una serie de respuestas fisiológicas que afectan a la composición de las bacterias intestinales.

El sistema nervioso central y el sistema digestivo están interconectados a través de lo que se conoce como el eje intestino-cerebro, y el estrés crónico puede afectar este equilibrio.

Aunque antiguamente, las comunidades también estaban expuestas a diferentes tipos de presiones, como la lucha por la supervivencia, conflictos armados o desastres naturales, la  mayor ingesta de alimentos fermentados, con probióticos activos, ayudaba a evitar los resultados negativos sobre la microbiota.

11ª  Cuando se acortan los tiempos de fermentación, los postbióticos estarán en el alimento en menor cantidad.

En los alimentos fermentados y que para consumirlos se tratan previamente con calor se desactivan los probióticos.

No obstante, podemos contar con una aportación de nutrientes como resultado  de la fermentación.

Al contrario que ocurría en tiempos pasados, las necesidades  del mercado, han  propiciado que se reduzcan al máximo los periodos de fermentación y por consiguiente la cantidad y calidad de elementos postbióticos. (El pan y los churros, harinas fermentadas en general).

12ª  Dejamos de consumir alimentos fermentados preservados mediante curación o salazones.

Es a partir del siglo XIX, cuando se industrializan los sistemas de conservación por calor y  mediante  congelación, cuando se disminuye ostensiblemente el consumo de salazones y alimentos que se someten a curación. Esto supuso una importante reducción en la ingesta de probióticos, tanto en cantidad como en diversidad, ya que la gran variedad de embutidos crudos curados, salazones de pescado etc., permiten el desarrollo de  unos microorganismos muy especializados y distintos en cada proceso.

Conclusión.

Hasta hace menos de 100 años, no se ha venido estudiando en profundidad las consecuencias de que, nuestro microbioma en general y nuestra  microbiota en particular, permanezca en un equilibrio suficiente.

Y desde entonces, se está avanzando a pasos agigantados, descubriendo la sustancial relación entre  nuestra salud y esos seres que nos habitan.

Por ello, cada día hay un nuevo descubrimiento que  relaciona alguna enfermedad y la necesidad de cuidar la microbiota.

Existe una ingente cantidad de cepas distintas de las que aún  se desconoce su potencial probiótico concreto.

Pero parece indudable que todos son beneficiosos y que es importante ingerir la mayor variedad posible.

Y lo peor, es que no sólo hemos perdido los microorganismos vivos.

También los nutrientes  que se crean en los alimentos que han servido como sustrato de una fermentación, conocidos como postbióticos, se han perdido en el camino de los cambios en los nuevos procesos de conservación.

«Si pierdes esa diversidad por el repetido uso de antibióticos, probablemente estás afectando las funciones de ese ecosistema en el intestino, estás alterando las señales entre las bacterias y tus células intestinales, entre las bacterias y tus células inmunes. Perturbas el ecosistema».

«Pensamos que está habiendo una degradación de la diversidad microbiana que es importante para la salud humana y que al perder esa diversidad en la microbiota estamos perdiendo funciones también«.

Doctora María Gloria Domínguez Bello.  https://www.bbc.com/mundo/noticias-57021236

José Antonio Barroso, fundador del Grupo Microal-Tecoal, nos ofrece una descripción precisa sobre la perfecta simbiosis ancestral entre el ser humano y los probióticos, de la que nos hemos beneficiado inmensamente de forma mutua y gracias a la cual somos lo que hoy somos, como especie y como civilización.