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El "Banco Global de Heces" que científicos están creando en suiza para luchar contra la silenciosa extinción de las bacterias

Diferentes especies de bacterias están en peligro de extinción, y la mejor manera de preservarlas es depositar muestras de heces y otros materiales biológicos de todo el mundo en una gran bóveda ubicada en Suiza 1

Un grupo de renombrados científicos, en una publicación de la BBC, ha expresado un SOS, sobre la importante desaparición de diversidad de microorganismos probióticos. Dicen que se produce de forma más alarmante en nuestras sociedades occidentales y que la perdida de estos componentes de  nuestra flora intestinal, hará que nos aquejen una larga serie de enfermedades.
Y así aseguran:

esta pérdida está relacionada con una serie de enfermedades crónicas, que se están convirtiendo en un problema creciente, especialmente en los entornos urbanos de los países industrializados”.

En los resultados de su investigación, exponen como causas más importantes de esta desaparición de microorganismos probióticos, una serie de circunstancias que se dan en mayor medida en nuestras sociedades industrializadas:
Primero, los procedimientos de conservación industrial que se inició entre los siglos XVIII y XIX.

Hoffmann explica que el proceso de extinción de los microorganismos comenzó con la Revolución Industrial, entre los siglos XVIII y XIX.
A partir de ese momento, logramos refrigerar y conservar mejor los alimentos y hacerlos disponibles en grandes cantidades”. (Esto, por cierto, ya les sonará a los que hayan leído el capítulo 33 de mi libro SOS Probióticos).

Como otra causa también importante, estiman el aumento de los partos por cesárea que impiden el acceso del recién nacido a la flora vaginal de la madre, tan necesaria para formar su propia microbiota. Y de forma importante, culpan al empleo excesivo de los antibióticos en nuestras sociedades.

No cabe otra que estar de acuerdo con esta alerta, que emiten sobre el decaimiento de la diversidad de microorganismos de nuestro intestino.

Ya sabemos que de un tiempo a esta parte de forma inexorable, se viene produciendo una decadencia que provoca importantes desequilibrios en la microbiota.

Lo que habría que poner en cuestión, es si la solución que proponen puede ser la más  eficaz y desde luego es importante hacer ver que no es la única.

Veamos; en esta publicación se da a conocer la creación de un banco en Suiza, ese país de banqueros, pero esta vez se trataría de un banco de excrementos.

Ciertamente, si queremos obtener cantidad y variedad de microorganismos intestinales, es en las deposiciones donde los vamos a encontrar en mayor o menor medida, siempre dependiendo de la situación de la flora intestinal del individuo emisor que haya sido elegido como donante.

Pero en mucho mayor número y variedad, donde es seguro que no van a faltar será en los alimentos fermentados y/o en pleno proceso de fermentación.

En el estudio que mencionamos, ya reconocen que en algunos alimentos, habitan esos microorganismos: 

“…las bacterias también son esenciales en la producción de algunos alimentos, como el queso… En segundo lugar, almacenar alimentos fermentados por diferentes tipos de bacterias, como el queso y el yogur.”

Pues si aceptamos que esta situación de emergencia, viene propiciada por el menor consumo de alimentos con probióticos activos.

¿No parece lógico que seremos capaces de revertirla, si conseguimos  que el consumidor disponga de una gama de esos que consideran como “alimentos vivos”? Lo lógico sería potenciar el consumo de aquellos alimentos que contengan toda esa gama tan variada de microorganismos que se encuentran en gran número en los alimentos fermentados y que se hagan llegar de nuevo, de forma fiable, vivos y activos hasta el consumidor.

Hace unos años, cuando se  decretó que la grasa de la carne del cerdo era mala para la salud,  casi consiguen la extinción del cerdo ibérico.

Se fomentó la cría del cerdo blanco ya que era mucho más rentable su producción debido al menor contenido de grasa. Esta tendencia en cuanto al consumo de grasa,  casi termina con nuestra joya ganadera, ese que ahora llaman «olivo con patas».

La salvación de la especie, no vino dada por ningún banco de ADN, ni granja apartada donde se salvaguardaran los últimos ejemplares en extinción.

Fue en realidad el cambio de apreciación por parte de los consumidores, que decidieron optar por el consumo de la carne de cerdo ibérico, lo que permitió que se siguieran produciendo ejemplares puros. 

Este cambio en la demanda, fue gracias a la constancia de algunos productores y divulgadores científicos.  Así se pudo recuperar esta privilegiada raza de cerdo, para disfrute de nuestro paladar y en bien de nuestra salud.

Creo que en este caso, el SOS que se ha lanzado por los probióticos, puede tener una solución muy similar.

Por: José Antonio Barroso.

José Antonio Barroso, fundador del Grupo Microal-Tecoal, nos ofrece una descripción precisa sobre la perfecta simbiosis ancestral entre el ser humano y los probióticos, de la que nos hemos beneficiado inmensamente de forma mutua y gracias a la cual somos lo que hoy somos, como especie y como civilización.